miércoles, 25 de junio de 2008

La desesperación sublime

L: Las mujeres no merecen asomarse ni a una esquina de nuestra desesperación.
G: JAJAJAJAJAJAJJAJAJAJAJ
L: No por malas, sino porque nuestra desesperación es sublime.
G: JAjajajajajA. Genial. Hay que anotar eso.
L: Si una mujer desesperada es peligrosa, un tipo desesperado corre el riesgo de ser patético.

Hasta esa ventaja tienen.

martes, 24 de junio de 2008

Interpretación paranoica del silencio de Radio

Interpretación paranoica del silencio de Radio o
La noche donde olvidé el Cricket
(un relato o divertimento algo-persecutorio)

El señor A. (quien no se convirtió en cucaracha ni se perdió el encuentro con nadie en ninguna calle, no al menos en esta vida, mucho menos en Praga, aunque quizá en Praga le hubiera gustado) percibe en los silencios de la señorita B. una distancia antaño inexistente, y no cree, ni mucho menos, que se trate de cuelgue u ocupaciones varias.

Lo interpreta, más bien, como resultado de un encuentro asimétrico, o mejor, de un encuentro cuyo resultado no era el esperado por la señorita B., si es que esperaba algo en absoluto.

Si le preguntan con amabilidad, pero sólo así, el señor A. gustoso dirá que piensa que la señorita B. se sintió incómoda el día C., por acciones algo entusiastas de su parte (entusiasmo dudoso para B., quien quizá-solo-quizá, no considera que pueda ameritar semejante entusiasmo, o que por hábitos y usos de sopesar las dudas ya no sabe bien a qué adhiere, si es que adhiere).

Si le preguntan de nuevo, el señor A. , meditando un poco, dirá que no sabe si "incómoda" es la palabra que mejor define lo que le sucedió a B.; cree, antes bien, que la palabra desilusionada, o incluso, des-entusiamada, califican con mejor tino el ánimo que cubrió a esa personita. "Eso es. Des-entusiasmada", afirma al tiempo que mueve la cabeza hacia arria y hacia abajo.

Una vez disuelta la ansiedad, la situación concreta, más allá de lo grata que resultó, quizá no colmó los sueños y expectativas de B. (según la prensa amarilla, "las fantasías desmedidas de B.", término con el que este cronista no concuerda, en principio por simple prudencia), cuyo amor por el vértigo, el exceso y la desbocada pasión, se vió refrenado por algo o alguien, quizá más tibio, quizá menos algo, quizá más algo, pero en todo caso y como la secuencia indica, DES-AJUSTADO respecto a la IDEA.

Por otro lado afirma el señor A. que, para ser honestos, no sabe si esto que aquí nos cuenta no podría ser más que un delirio suyo, un mero exceso producto de su mentado gusto por lo teatral y lo shakespereano. Una exageración resultante de sus fantasmas e historias pasadas, que como dijeran por ahí, oprimen como una pesadilla el cerebro de los vivos.

Casi despidiéndose, el señor A., vacilando en la puerta, prende un cigarrillo, mira através de la ventana, entrecierra los ojos, y en un susurro simple, cotidiano, concluye: "Pero, no es menos cierto que lo que parece, ES".

Quien escribe estas líneas, no puede menos que suscribir.

Saluda atentamente,
no sin antes pronunciar una gran reverencia

Señor Abelardo Gulmani,
cronista y alterego feliz

ps: iba a poner algo de ps, seguramente brillante, pero lo olvidé.
ps 2: me divertí mucho escribiendo esto.

El rencor, escrito, pinta mejor

Se me fueron juntando textos. Textos que en su dimensión sentía que usurpaban lugar al blog original, al de pinturas e ilustraciones. Así que, exigencias de la acumulación y deseos de ventilación, reconozcámoslo, hacen que cree este segundo lugar para ese lenta pero sistemática proliferación de palabras.

Veo conformarse, poco a poco, una regla respecto a lo que escribo: todos tienen algo de hiperventilación catártica de la cual carece la pintura. O al menos, que su regla de conformación y expresión es otra. Su registro es distinto. Flor de descubrimiento obvio, je.