lunes, 14 de julio de 2008

De jóvenes deleuzianos

From: Ariel Gulluni
To: Javier Dubra
Subject: Hoy, gris
Date: Thu, 22 May 2003 10:39:21 -0300

Hola Javi,
Esto que te digo no sólo te lo digo a vos, sino que, claro, me lo digo a mi:
bueno, un día nublado y lluvioso más
húmedo y molesto
la ropa no puede quedar bien, el pelo tampoco

Cómo andás Javi?
qué mierda todo che
qué fiaca todo
qué desconcierto todo
creo que el vacío es lo esencial

Perseguimos algo como desesperados y pueden pasar dos cosas:
Lo encontramos (triunfamos?), entonces nos deja de interesar y llega el tedio.
Fallamos, y la frustración nos llena más; hay sensación de plenitud en el fracaso;
como decían ayer, pero al revés; el fracaso sí nos hace ser, porque nos identificamos con un ser que fracasa, con el fango.

Los triunfos no los contamos, los llevamos secretamente al olvido y los transitamos como
ignorándolos, para poder pasar rápidamente a la tensión del proximo objetivo. Es el famoso: eh, siempre viene primero el cartel rojo.


Nunca contabilizamos a nuestro favor los éxitos, esas veces en que llega primero el cartel azul.
La verdad es que somos esas sumas de intensidades, esas multiplicidades que nos recorren y nos llevan a desear cosas contradictorias, a lograr a veces, a no lograr otras, a desear siempre más allá, a un vacío insatisfecho.


Fue muy extraño el ensayo de ayer.
Supongo que no termine de caer en la extrañeza y el bloqueo hasta que Noe se puso a llorar.
Me sentía como en una pecera con el tamaño y forma de mi cuerpo, en una posicion determinada y fija. Y claro, está el miedo.


Me gustaron las cosas que dijiste ayer. Del teatro y de la vida.

Suelo creer que ya sé de lo que me hablan siempre que me hablan, lo que a veces hace que me ponga impaciente o deje de escuchar. Bueno, no fue así ayer. Aunque conociera las palabras.
Un poco esto de qué es lo que queremos de la vida, de nosotros. No sé, un momento trascendente, trascendente pero de infinita tristeza. Raro.


No se por qué era triste. Quiza por identificacion mimética con vos que venía de antes, quizá por identificación con Noe, quizá por mis propias imposibilidades y por mis propios No-planteos de cosas, que ayer aparecieron de golpe como lugares de huída. Los lugares de no visitación. Las cosas que uno no quiere pensar. Los planteos cómodos y seguros en lugares y roles que facilitan las cosas. Y la dificultad. La dificultad mayor y más grande que es la vida. Lo gracioso es que no necesariamente una vida de expansión de uno mismo sea más difícil, pero exige otra cosa de uno, otro compromiso. Los automatismos no son excusa. Pareciera que los mini proyectos puntuales ya no tienen sentido. Un trabajo, una chica, un departamento. ¿Qué es eso? Estancias seguras, roles claros. Puntos de seguridad. Tierra falsa y codificada. ¿y qué hacemos con nosotros? ¿hacemos que nuestra vida valga la pena vivirla? Hacemos de nosotros algo que, no digo estar orgullosos, porque no se si es bueno eso, pero por lo menos sentir alegría por estar haciendo algo con uno mismo, con uno mismo en el sentido más estricto de la palabra. Trabajando con y sobre uno. Sin objetos externos debidamente delimitados y codificados, tranquilizadores, que nos dicen y marcan qué, a donde, hasta donde, y cómo.

No se a que va esto, no se a que viene.
Pero tenia ganas de escribirte algo. Que se yo.
No se, uno quiere que el sentido este ahí, de antemano, que uno ya sepa.
Que la vida tenga un sentido. Y el sentido sólo va a emerger en el acontecimiento, será puntual, local, y lo que es peor, no se podrá extraer nada de él. Consecuancias, conclusiones, reglas de acción. El sentido sólo nos golpeará. Qué puedo proponer? Que vivamos. Vivamos todo lo que podamos haciendo todo lo que podamos con el máximo de ganas y de compromiso,
pero dejando fluir también, si llega el caso o sea, sin aferrarse - aferrarse es código, es objeto, es sentido firme prefijado, falaz por lo tanto, y no sentido posta- y generando toda la alegría que podamos, no como fin en sí, sino como un medio para trabajar sobre nosotros, que era la parte que me estaba faltando y que salió ayer.


La alegria hasta ahora era porque sí. y no está mal que sea porque sí, pero también está buena si la pensamos para hacer cosas con nosotros, sobre nosotros.

Bueno, me fui a la mierda; no sé si hay una sola línea coherente en todo esto, y sabes que,
no pienso mirar y corroborar.


Arrivedercci

ps: vamos a leer a spinoza amigo?
creo que voy a ir a Cappa, lo estoy meditando
y otra cosa que tengo ganas es pintar en oleo con las manos

viernes, 11 de julio de 2008

Observaciones sueltas

A. De talentos que enorgullesen a su portador y provocan desde simple indiferencia a una palmada ligeramente admirativa en sus ocasionales oyentes

1. Batir café instantáneo (o espontáneo, según eruditos anglosajones)
Lo conocemos. Él, o ella, se ofrece. Sabe que lo hacen bien. Sabe que los demás se cansan apenas empiezan. Sabe que los demás, incluso, no valoran del todo el fruto de su trabajo. Pero es, piensa, porque no probaron aún. Porque no se acuerdan. Porque no conocen los exquisitos frutos del esfuerzo.

En todo grupo de amigos suele estar él, o ella, quien se se jacta (secreta, silenciosamente) de la iracunda furia con la que logra producir que esa masa aparentemente informe se convierta en una densa espuma amarrillona. Es su obra, su labor de meticuloso artesano. Es su orgullo privado.

Pero no se crea que es una criatura egoísta. Es generoso por definición. Se ofrece, sistemáticamente, a batir el café de los demás. A veces nos negamos, no queremos cargarlos con esa tarea, o nos fastidia tener que esperar. Nosotros, que vivimos en el mundo de lo más-que-instantáneo. Y él, o ella, te mirará, con cierta lástima, compadeciendote. Ratificará su compasión cuando, asomándose por sobre tu hombro, relojee tu café oscuro y sin espuma, y compare -sin alardear- con el suyo.

Y ese día habrá, una vez más, paladeado su pequeño triunfo.
Bien por ellos.

2. Hacer sapito
(a desarrollar)

B. Observación intempestiva e inopinada
Hoy reparé, sin querer, en una distracción de esas que llevan la mirada a posarse en movimientos que circundan el rostro, en aquellas personas que empiezan a lanzar el beso mucho antes de entrar en contacto. A distancia. No son, como los telebésicos, los que arrojan el beso y continúan su camino, porque la distancia o el tiempo tornan infranqueable la barrera del espacio. Me refiero a otra especie.

Entablan contacto visual. Se aproximan. A los cinco-cuatro metros, comienzan a articular en su rostro, en su cuerpo, la mímica del beso. A configurar su rostro para el encuentro inminente.

Preparan los ojos, ladean la cara, hacen trompita, y avanzan en esa posición ignominosa, sosteniendo el beso en el aire, hasta finalmente hacer contacto.

Esta exhibición del incórporeo beso prolongado y aéreo no deja de tener, sin embargo, algo de ridícula. Ridiculez que, asumo, a los virtuosos ejecutores de esta técnica, poco parece importarles. Y lo bien que hacen.

ps1: obviamente quien suscribe no sabe -o le da paja- hacer café con espuma, y tampoco hacer sapito. Es mas bien una piedra que se unde con el primer impacto.

ps2: dudo que "sapito" y "espumoso" sean talentos comparables. Los sapistas pueden competir entre si, pero nunca vi a espumosos probando quien de ellos puede espumar mas su cafe.

miércoles, 2 de julio de 2008

Por una progresiva pero inexorable desintegración de prejuicios

Tengo pendiente un inventario de prejuicios. Apenas empiezo a sumarizarlos, o mejor, cuando los veo entrar en acción, retorciéndose ante la proximidad de una enzima enemiga, descubro importantes montos de energía invertidos en sostenerlos. Energía que, en su despliegue, no hace más que señalar esa oscura idea que estimo (a todas luces) responsable de convocar las defensas al frente. La idea en cuestión es simple, y reza así: en los prejuicios reside mi identidad.

Ignoro cómo se conformó esa idea. Ignoro también, aunque aquí y ahora la enuncie con una claridad meridiana, hasta qué punto soy conciente de ella cuando se pone en acción.

Sin embargo, su resultado es claro: los prejuicios aparecen conformando territorios, zonas de retracción que por su acción conjunta, terminan dibujando una periferia, un borde, un recorrido de ausencias o vacíos que, por elección militante, decido no visitar.

Y son persistentes, carajo que lo son. Algo tan leve como la experiencia no basta para disolverlos.
Al principio resultan hasta simpáticos. Agrupan. Dividen. Se muestran como chistes e ironías. Son responsables de qué autores sí, qué autores no. De discriminar estantes de autoayuda. De asignar, en bloque, identidades a gustos personales. De asumir estilos de vida por elección de vocablos. De encontrar esencias en formas de revolver el café.

Ahora, estas entidades, graciosas e inofensivas en principio, dejan de serlo cuando se transforman en bloqueadoras. Cuando impiden disfrutar. Simplemente, porque asumen el rostro de miradas externas, de juicios, de crítica. De pretensión.

¿Cómo sucede esto? Creo que el prejuicio desconecta del sentir. Es una categoría de ya-saber. Un ya-saber cómo es la cosa, la verdad de la milanesa, cómo tiene que ser, cómo debe ser. Y al hacerlo, al convertirse en pretensión e idea rectora, automáticamente distancia a su portador (hola, acá estoy) de su sensibilidad actual. Impide habitar el momento por pretender no sólo CÓMO debería ser habitado, sino también, qué vale la pena habitar. Y al hacerlo, corroe, socava esa verdad en conformación, por una verdad virtual. En nombre de qué? De una pretendida identidad a preservar.

Me cache en dié!


ps: últimamente recibo con placer la desintegración inesperada de prejuicios. Quizá sea sólo recuperar la capacidad de sorpresa. Un socrático reconocimiento de nuestras limitaciones. Dale que va. :)

martes, 1 de julio de 2008

Grandes -y a menudo desapercibidas- escisiones

Son pequeñas, marginales, aprentemente insignificantes.

Pero en cuanto se disparan, ponen en funcionamiento sutiles grietas, trazando líneas de demarcación internas en grupos hasta entonces homogéneos. Los bandos erigen sus posiciones como verdades últimas e irreconciliables. La polarización se acendra. El camino al fundamentalismo, a la anulación del otro, está allanado.

Un breve inventario de estas escisiones mínimas y fundamentales arroja los siguientes resultados:

1. Los que baten el nesquick... y los que no, en defensa de la formación de grumos.
2. Medialunas de grasa vs medialunas de manteca
3. Mate con/sin azucar. (los tibios, los negociadores, los que NO-QUIEREN-TOMAR-POSICION, corren el riesgo de caer bajo la violencia desatada de uno u otro bando)
4. Tita vs Rodhesia (es mas chica pero es mas... /vs/ es mas grande y punto, etc)
5. Hay más... pero si desean agregar, lo aceptaré gustoso.

miércoles, 25 de junio de 2008

La desesperación sublime

L: Las mujeres no merecen asomarse ni a una esquina de nuestra desesperación.
G: JAJAJAJAJAJAJJAJAJAJAJ
L: No por malas, sino porque nuestra desesperación es sublime.
G: JAjajajajajA. Genial. Hay que anotar eso.
L: Si una mujer desesperada es peligrosa, un tipo desesperado corre el riesgo de ser patético.

Hasta esa ventaja tienen.

martes, 24 de junio de 2008

Interpretación paranoica del silencio de Radio

Interpretación paranoica del silencio de Radio o
La noche donde olvidé el Cricket
(un relato o divertimento algo-persecutorio)

El señor A. (quien no se convirtió en cucaracha ni se perdió el encuentro con nadie en ninguna calle, no al menos en esta vida, mucho menos en Praga, aunque quizá en Praga le hubiera gustado) percibe en los silencios de la señorita B. una distancia antaño inexistente, y no cree, ni mucho menos, que se trate de cuelgue u ocupaciones varias.

Lo interpreta, más bien, como resultado de un encuentro asimétrico, o mejor, de un encuentro cuyo resultado no era el esperado por la señorita B., si es que esperaba algo en absoluto.

Si le preguntan con amabilidad, pero sólo así, el señor A. gustoso dirá que piensa que la señorita B. se sintió incómoda el día C., por acciones algo entusiastas de su parte (entusiasmo dudoso para B., quien quizá-solo-quizá, no considera que pueda ameritar semejante entusiasmo, o que por hábitos y usos de sopesar las dudas ya no sabe bien a qué adhiere, si es que adhiere).

Si le preguntan de nuevo, el señor A. , meditando un poco, dirá que no sabe si "incómoda" es la palabra que mejor define lo que le sucedió a B.; cree, antes bien, que la palabra desilusionada, o incluso, des-entusiamada, califican con mejor tino el ánimo que cubrió a esa personita. "Eso es. Des-entusiasmada", afirma al tiempo que mueve la cabeza hacia arria y hacia abajo.

Una vez disuelta la ansiedad, la situación concreta, más allá de lo grata que resultó, quizá no colmó los sueños y expectativas de B. (según la prensa amarilla, "las fantasías desmedidas de B.", término con el que este cronista no concuerda, en principio por simple prudencia), cuyo amor por el vértigo, el exceso y la desbocada pasión, se vió refrenado por algo o alguien, quizá más tibio, quizá menos algo, quizá más algo, pero en todo caso y como la secuencia indica, DES-AJUSTADO respecto a la IDEA.

Por otro lado afirma el señor A. que, para ser honestos, no sabe si esto que aquí nos cuenta no podría ser más que un delirio suyo, un mero exceso producto de su mentado gusto por lo teatral y lo shakespereano. Una exageración resultante de sus fantasmas e historias pasadas, que como dijeran por ahí, oprimen como una pesadilla el cerebro de los vivos.

Casi despidiéndose, el señor A., vacilando en la puerta, prende un cigarrillo, mira através de la ventana, entrecierra los ojos, y en un susurro simple, cotidiano, concluye: "Pero, no es menos cierto que lo que parece, ES".

Quien escribe estas líneas, no puede menos que suscribir.

Saluda atentamente,
no sin antes pronunciar una gran reverencia

Señor Abelardo Gulmani,
cronista y alterego feliz

ps: iba a poner algo de ps, seguramente brillante, pero lo olvidé.
ps 2: me divertí mucho escribiendo esto.

El rencor, escrito, pinta mejor

Se me fueron juntando textos. Textos que en su dimensión sentía que usurpaban lugar al blog original, al de pinturas e ilustraciones. Así que, exigencias de la acumulación y deseos de ventilación, reconozcámoslo, hacen que cree este segundo lugar para ese lenta pero sistemática proliferación de palabras.

Veo conformarse, poco a poco, una regla respecto a lo que escribo: todos tienen algo de hiperventilación catártica de la cual carece la pintura. O al menos, que su regla de conformación y expresión es otra. Su registro es distinto. Flor de descubrimiento obvio, je.